El estudio sobre la carcinogenicidad de este colorante negro natural está vinculado a su contenido de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), entre los que se encuentra el benzoapireno, un cancerígeno probado (grupo 1 según la clasificación del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer). Dada la muy baja exposición al benzoapireno a través del consumo del colorante E153, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa) concluye que no se trata de un punto crítico. Este análisis también se basa en la historia del uso del carbón vegetal como sustancia medicinal no absorbida en el tracto gastrointestinal. No obstante, la Efsa concluye que podría ser pertinente exigir la inclusión del contenido residual de HAP en las especificaciones de este colorante.
Confitería, pastelería, frutas y verduras enlatadas, ciertos embutidos, pescado ahumado, productos lácteos, productos de patata procesados, ciertos licores, etc..